root

El pasado 30 de noviembre, la empresa Scansorial cerró con éxito una campaña de crowdfunding destinada a producir Root, un robot diseñado para que cualquier persona, niño o adulto, aprenda a programar de una manera lúdica e intuitiva. Con un aspecto similar al de un aspirador Roomba (los creadores trabajaban anteriormente para iRobot), pero de tamaño más reducido, este robot se suma a la creciente gama de juguetes pensados para enseñar a programar a los más pequeños (y no tan pequeños). Root se prepara para entrar en un mercado con cada vez más competidores, y por ello necesita diferenciarse. Una de sus características más notables es la inclusión de un soporte para un rotulador, gracias al cual el robot puede dibujar sobre una hoja de papel o también en una pizarra magnética, puesto que puede desplazarse por cualquier superficie vertical de metal gracias a unos imanes en su parte inferior. De esta manera, el robot no sólo puede moverse según las instrucciones que reciba, sino que también puede crear dibujos e interactuar con ellos.

Como otros juguetes dedicados a la programación creativa, Root se controla por medio de una app para tablet en la que el usuario introduce las instrucciones que debe seguir el robot en forma de código de programación. Aquí introduce la particularidad de contar con tres niveles de programación, empezando con una interfaz sencilla en la que cada instrucción es un icono que se coloca en una sucesión para establecer las acciones que llevará a cabo la máquina. En el segundo nivel, la interfaz de programación permite introducir comandos más complejos y variables, siempre empleando bloques de texto, similares a los del entorno Google Blockly. El tercer nivel presenta ya una interfaz de texto en la que el usuario maneja lenguajes profesionales como Python, JavaScript y Swift. Según sus creadores, esto hace de Root un robot útil para cualquier edad, no sólo para usarlo unas semanas sino para aprender código durante años.

Pese a su reducido tamaño y peso, Root contiene numerosos sensores que le permiten interactuar de diversas maneras con su entorno, ya sea por simple contacto físico (al chocar con un objeto) o bien «leyendo» las marcas y colores en la superficie sobre la que se desplaza. Así, el robot puede desplazarse siguiendo una línea, o bien realizar una acción diferente en función de los colores que vea. También puede reproducir música y emitir diferentes señales lumínicas combinando los LEDs alojados en su parte superior, dibujar empleando diferentes tipos de rotuladores y borrar lo que ha dibujado (si se usa en una pizarra magnética). Más allá de sus propios sensores (que detectan superficies magnéticas, la posición del aparato y la luz ambiente), Root puede programarse para reaccionar a los inputs detectados por los sensores de un smartphone o tablet.

El robot es por tanto fácilmente expandible y puede adaptarse a instrucciones de diferentes niveles de complejidad. Además, es posible compartir los programas creados con la app, lo cual genera una comunidad de programadores que pueden aportar nuevas funciones. Root se puede convertir así en algo más que un juguete: tiene el potencial de convertirse en un dispositivo de referencia para introducir la programación y la robótica en un amplio espectro de usuarios y ser un elemento clave para proyectos educativos de todo tipo. El impacto que pueda tener este robot se verá a partir de que empiece a distribuir sus primeros modelos, en junio de 2017.

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