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Every Day Calendar: otro aparato para vivir mejor

Simone Giertz es una inventora conocida por su canal de YouTube en el que cuelga vídeos de robots diseñados para simplificar tareas cotidianas que fracasan estrepitosamente en su cometido. Autoproclamada la “reina de los robots cutres,” en sus vídeos muestra todo tipo de invenciones (una máquina que aplaude, un despertador que da bofetadas a su usuaria, un brazo mecánico que sirve sopa, cereales o aplica una barra de labios, entre otras) que parecen sacadas de las fantasías sobre las casas del futuro de los años 50 y provocan resultados desastrosos. Giertz se ve involucrada en escenas que parecen sacadas de Tiempos Modernos (1936), en particular la escena en que el personaje interpretado por Charles Chaplin participa en la demostración de una máquina diseñada para dar de comer a una persona. Los vídeos de Giertz son básicamente humorísticos y tienen la frescura y superficialidad de muchos YouTubers, pero llevan a cabo una efectiva parodia de nuestra dependencia de todo tipo de dispositivos y las promesas de una vida mejor y más sencilla que trae consigo cada producto de la industria tecnológica.

Giertz recupera la necesaria mirada crítica a la tecnología a través del humor, que estaba muy presente en los albores de nuestra sociedad moderna con obras como la máquina autodestructiva Homage to New York (1960) de Jean Tinguely o el film Playtime (1967) de Jacques Tati, pero parecía haberse dejado de lado. Tal vez es por este motivo (sumado al hecho de que no supone un auténtico cuestionamiento de la tecnología) por el que la inventora ha ganado tanta popularidad y ha recibido patrocinios de Google y otras grandes empresas. En una charla TED, Simone Giertz defiende la idea de crear objetos inútiles puesto que potencian la creatividad sin la presión de diseñar un producto que efectivamente cambie la vida de las personas, devolviendo algo de humildad a la ingeniería.

Paradójicamente, Giertz ha lanzado recientemente el que podría ser su primer invento útil: The Every Day Calendar es un panel equipado con sensores que muestra un calendario con todos los días del año dispuestos en doce columnas (una para cada mes), cada día representado por una celda de panel de abeja con el número correspondiente. Las celdas actúan como botones que se pueden tocar para iluminarlos. En conjunto, el calendario sirve como recordatorio y registro de una actividad que se quiera llevar a cabo todos los días, como por ejemplo meditar, escribir o hacer ejercicio. El funcionamiento del dispositivo es tremendamente simple (no requiere Internet, apps o Bluetooth, según afirma la inventora) y hace visible su método de fabricación al poner la placa de circuito impreso en la parte frontal del dispositivo en vez de ocultarla dentro de una “caja negra.”

El calendario también dispone de una entrada USB que hace posible programarlo para otros usos: por ejemplo, se podría emplear como un panel para mostrar mensajes usando las celdas como una trama de píxels, o bien combinarlo con el calendario del smartphone para hacer brillar ciertos días en función criterios tales como fechas importantes, viajes, etc. Pero de momento el calendario se ofrece con la única función de registrar un hábito, y mostrar nuestro progreso por medio de la acumulación de luces en el panel a lo largo del año.

En cierto modo, este dispositivo no resulta más útil que determinadas apps (como Today o Streaks) que nos ayudan a registrar determinados hábitos y nos ofrecen pequeñas recompensas (insignias y registros cuantitativos y gráficos) por nuestro esfuerzo. Pero lo que le da cierta ventaja es su presencia física en el hogar o la oficina, donde además de decorar supone un recordatorio constante de la tarea que se quiere cumplir a diario, a diferencia de las apps, que permanecen escondidas en el smartphone y ocasionalmente envían recordatorios que pronto aprendemos a ignorar. El calendario de Giertz también puede vincularse a la creciente tendencia a adquirir productos que hacen una sola cosa y nos prometen vivir mejor con menos distracciones, otra de las promesas que, de forma contradictoria, nos lanza una industria que nos ha vendido los productos que nos causan las distracciones y la ansiedad.

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